Más abajo está la reseña del primer libro, en la cual les prometí que apenas terminara de leer el segundo, subiría la reseña, pues aquí les va.
Gaia Stone, comadrona de dieciséis años, se adentra en los páramos con su hermana casi recién nacida, unas pocas provisiones y un simple rumor a modo de brújula. Aunque sobrevive, es atrapada por las gentes de Sailum, sociedad distópica donde mandan las mujeres, pese a la superioridad numérica de los hombres, y donde besarse es delito. Para ver de nuevo a su hermana, Gaia debe someterse al estricto código social y a las opresivas reglas de la Matrarca Olivia. Entre tanto, dos hermanos compiten por ella mientras intentan comprender la trampa medioambiental que mantiene atrapados a los habitantes de Sailum, por lo que Gaia debe enfrentarse a la emocionante, incómoda e inédita experiencia de sentirse deseada. Sin embargo, cuando se reencuentra con alguien del pasado, la joven descubre que la supervivencia no basta y que la justicia requiere sacrificio. Segunda parte de la trilogía Marca de nacimiento que tiene sin duda todas las virtudes del primer título y, curiosamente, se caracteriza por la creación de un mundo bien diferente al del Enclave, a la vez que nos aporta una importante evolución en los protagonistas.
Lo primero que quiero decir, que la mayoría de las veces odié con todo mi corazón a la protagonista, Gaia
Stone. ¿Por qué? se preguntarán ustedes, y es que como saben el sargento Leon Grey del primer libro, también aparece aquí, y odio que Stone lo haga sufrir. Esa es solo mi opinión como loca enamorada lectora.El libro en general está muy bien relatado, parte cuando Gaia emprende un viaje sin retorno, sin destino, pero pese a eso, lo hace con gran esperanza que la caracteriza, apoyada por la presencia de su hermana recién nacida Maya.Debo decir que en esta distopia la autora entra de lleno en el género juvenil, amor, problemas tan sencillos, pero que la protagonista los ve gigantescos, pero creo que debido a eso se perdió un poco la esencia del libro que tanto me cautivó. Particularmente, no me he sentido embelesada como en el primer libro, creo que la parte que más aprecié del libro es el final, y solo por eso quiero seguir leyendo con desesperación el tercero, así que Caragh, ¡MUY BIEN HECHO!
En este libro, su desarrollo está envuelto en la lucha de Gaia por la libertad de todos, y sobre todo el romanticismo, lo que para Gaia es totalmente nuevo.
Aquí ni si quiera se ve enrollada en un triángulo amoroso, si no que en un CUADRADO amoroso, jugoso ¿No?
Gaia trata con todas sus ganas destruir ese gobierno feminista en el que viene, para traer leyes más justas, y darle derecho a voto tanto a hombres como a mujeres de todas las clases. También trata de resolver el problema de procreación de Sailum, que es la comunidad en la que vive.
Debo decir que ODIO, de verdad odio las escusas que la autora crea a nombre de la protagonista sobre su confusión amorosa, pues hace ver a la protagonista como una verdadera idiota.
Me gustó este segundo libro, pero no tanto como el primero, me encanta la trama, sí, pero no soporto como la autora desarrollo el romanticismo a lo largo del libro, pues creo que Leon de verdad se porto genial, y creo que su personaje fue el que más me gustó, pues ni Gaia estuvo a la altura de una protagonista valiente, decidida y generosa que fue en el primer libro.
Bueno, podría seguir diciendo muchas cosas más, pero solo quiero salir de las redes sociales, y comenzar a leer el tercer y último libro de está trilogía.
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